Imagínense la siguiente situación, usted entrando a la boca del metro, y sentándose a esperarlo, al rato, se sienta a su lado un hombre vestido de traje, con gabardina, sombrero, y gafas de sol. Y al otro lado el típico musulmán que solo se te pasa por la cabeza el.. " es un terrorista" con una maleta, de color rojo, arrastrándola.
A los pocos minutos llega el metro. Se sube con a ellos y se vuelven a sentar juntos, y usted, empieza a encontrarse mal, y mirándose al cristal de enfrente, notan que algo no va bien, que todo empieza a cambiar, como si, el entrar a aquel metro hubiera sido el fin de su anterior persona. Ahora es, cuando empieza a sudar, y pasar frió, ha encontrarse muy mal de la cabeza, y pensar cosas imposibles, y de vez en cuando, volviendo a la "realidad" y diciéndose a si mismo, no idiota, sigues aquí, todo va bien. 3 paradas de metro, que se le hacen una vida eterna, bajo el la cuidad, metido en un jodido tubo. Cada vez sufriendo mas por su supervivencia, claro que todo esto es su imaginación , sus nervios y sus miedos , todos juntos intentando llegar a que te des cuenta de algo. Acabas por salir del metro, vomitar, agarrándote a la pared, haciendo sufrir a los tuyos, y cayendo de nuevo en esta mierda. Claro que ... se supone que después de esto, ha cambiado tu vida, te das cuenta de algunas cosas, o eso crees.
Y díganme ahora, que les hace pensar, a que conclusión llegan con lo leído?
A.C.
Me gusta el transporte público y tener ocasión de que pensamientos parecidos a los que tú has plasmado aquí me vengan a la mente, pero, por otra parte, hay veces que siento que mi vida se acaba en ese jodido tubo.
ResponderEliminarSí, señor.
A que las paranoias nos controlan demasiado.
ResponderEliminarSigo aquí, paseando la vista por estas líneas.